Pedraza es uno de esos pueblos que demuestran que, en la provincia de Segovia, la belleza no necesita pedir permiso para aparecer. Se encuentra a apenas 37 km de la capital segoviana, y muy cerca de Madrid desde donde se puede hacer una escapada de un día, de esas que se disfrutan sin prisas y con la cámara siempre lista.
Si te preguntas qué ver en Pedraza en un día, has llegado al lugar adecuado. Pedraza es una de las joyas medievales mejor conservadas de España, situada en la provincia de Segovia, a solo 37 km de la capital y a menos de hora y media de Madrid. Un destino perfecto para una escapada que combina historia, arquitectura y ese encanto castellano que enamora a primera vista.
Hace tiempo decidimos hacer una escapada a Pedraza, uno de esos pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Queríamos descubrir por nosotros mismos qué tiene esta villa medieval para estar considerada una de las más bonitas de España. Y lo confirmamos. Cada calle empedrada, cada arco y cada plaza nos hizo sentir que estábamos dentro de un libro de historia.
En esta guía te contamos qué ver en Pedraza en un día tal y como lo vivimos. ¿Nos acompañas en este recorrido? Porque sí, merece la pena.
Qué ver en Pedraza en un día
Visitar Pedraza en un día fue como abrir un libro medieval en el que cada página se convierte en una calle empedrada, un arco o una fachada con siglos de historia. Aunque es una villa pequeña, concentra tanta belleza y tantos rincones especiales que un día entero se queda corto para todo lo que ofrece.
En esta parte del artículo te contamos qué ver en Pedraza en un día tal y como lo vivimos: desde la Puerta de la Villa hasta el Castillo, pasando por la Plaza Mayor y los miradores que nos dejaron sin aliento. Además, añadimos consejos prácticos y curiosidades para que tu visita sea tan completa como la nuestra.
Y si tienes tiempo para una escapada más larga, no te pierdas nuestra ruta de 3 días por la provincia de Segovia, donde incluimos Pedraza junto a otros pueblos con encanto que merecen la pena descubrir.
¿Dónde aparcar en Pedraza?
Nuestra escapada a Pedraza comenzó temprano, porque queríamos aprovechar el día al máximo. Pedraza está muy cerca de Madrid lo que la convierte en un destino perfecto para una excursión de un día. Puedes llegar fácilmente en coche por la N-110 y, si vienes desde Madrid, la ruta más habitual es tomar la A-1 hasta Aranda de Duero y desviarte hacia Sepúlveda y Pedraza. El paisaje durante el trayecto ya empieza a ponerte en modo “Castilla medieval”.
Una vez en Pedraza, lo primero que hicimos fue buscar dónde aparcar. El casco histórico es peatonal, así que la opción más cómoda es el aparcamiento que hay justo antes de la muralla. No tiene pérdida: sigues la carretera principal y, en cuanto ves el lienzo de piedra dorada al fondo, aparece una amplia zona de estacionamiento a mano derecha. Aparcar aquí es gratuito y te permite empezar la visita sin complicaciones.

Nada más bajar del coche, ya sentimos esa atmósfera especial que tiene Pedraza. Frente a nosotros se levantaba la muralla perfectamente conservada, con ese tono cálido que parece encenderse con la luz del sol. Fue el primer aviso de que estábamos a punto de entrar en un lugar donde la historia se respira en cada rincón.
Cuidado con la temporada alta
Si vas en fin de semana o en verano, llega pronto porque el aparcamiento se llena rápido. Y no olvides llevar calzado cómodo: las calles empedradas son preciosas, pero requieren un buen zapato. También suelen habilitar un aparcamiento muy grande en las afueras.
La Puerta de la Villa, la entrada a la villa
Después de dejar el coche en el aparcamiento, comenzamos a caminar hacia la Puerta de la Villa, el único acceso histórico a Pedraza desde la Edad Media. Su diseño defensivo, con doble arco y sala de vigilancia, refleja la importancia estratégica de la villa en la Edad Media.
Desde fuera parece un simple arco, pero cuando te colocas justo frente a él entiendes su importancia. Durante siglos fue la única entrada y salida de la villa, y todavía conserva ese aire de fortaleza que imponía respeto. Atravesarla es como retroceder en el tiempo: el suelo irregular obliga a bajar el ritmo, y eso te permite fijarte en detalles como las piedras desgastadas por el paso de viajeros y comerciantes, o el grosor de los muros que protegían la villa.
Nada más cruzar el primer tramo, encontramos una estancia lateral que nos sorprendió, la antigua sala de prevención, que funcionaba como cárcel. Todavía se conservan las celdas originales y los grilletes donde se encerraba a los presos. No es una recreación, es auténtico, y eso le da un valor histórico impresionante.
Leyendas de bandoleros
Cuenta la leyenda que un bandolero famoso fue encerrado aquí tras robar en la villa. Se dice que durante la noche sus compañeros intentaron liberarlo, pero el guardián logró impedirlo y su historia quedó grabada en los muros de la Puerta de la Villa.
Tras dejar atrás la sala, atravesamos el segundo arco y la luz volvió a aparecer. Frente a nosotros se abría la Calle Real, la arteria principal del casco histórico, lista para llevarnos al corazón de Pedraza.
La Calle Real, primer tramo hacia la Plaza Mayor
Nada más cruzar la Puerta de la Villa, nos adentramos en la Calle Real, la arteria principal del casco histórico de Pedraza. Fue nuestro primer contacto real con la vida medieval que todavía se respira en la villa. A ambos lados se alinean casas señoriales con escudos en sus fachadas, portones de madera y balcones que parecen sacados de otra época.
Nos detuvimos varias veces para observar los detalles. Molduras talladas, ventanas con rejas y pequeños patios interiores que asoman discretamente entre las paredes de piedra. Caminar por la Calle Real de Pedraza es como recorrer una galería al aire libre, donde cada rincón cuenta una historia.
Mientras avanzábamos, el aroma del pan recién hecho y el humo de las chimeneas nos recordaban que Pedraza es un pueblo vivo. Esa mezcla de tradición y vida cotidiana le da un encanto especial. A medida que nos acercábamos al final de la calle, la amplitud del espacio anunciaba que estábamos a punto de llegar a la Plaza Mayor, el corazón de la villa.
Un consejo en la Calle Real
Aprovecha para entrar en alguna tienda de artesanía o productos locales. Nosotros encontramos auténticas joyas gastronómicas, como quesos y embutidos típicos de la zona.
La Plaza Mayor, el corazón de Pedraza
Al final de la Calle Real, la villa se abre y nos recibe con la Plaza Mayor, un espacio porticado que parece detenido en el tiempo. Este lugar es el auténtico corazón de Pedraza, donde durante siglos se celebraron mercados, fiestas y eventos públicos. Hoy sigue siendo el punto de encuentro del pueblo y el lugar donde la historia se mezcla con la vida cotidiana.
Nos quedamos un buen rato contemplando las fachadas que rodean la plaza. Muchas conservan los escudos nobiliarios de las familias que las habitaron, con detalles góticos y renacentistas que hablan del esplendor que tuvo la villa en el pasado. Entre ellas, algunos edificios albergan asadores tradicionales, perfectos para probar el famoso cochinillo o el cordero lechal, dos platos que son auténticos protagonistas en Pedraza.

En el siglo XVI, la plaza era escenario de juicios públicos. Se cuenta que un comerciante rival fue multado por vender pan demasiado caro, y el estrado donde se le juzgaba aún se puede intuir bajo los arcos porticados.
Iglesia de San Juan Bautista
En uno de los extremos de la plaza se alza la Iglesia de San Juan Bautista, con su elegante fachada románica. Entrar en su interior es como respirar siglos de historia con sus paredes austeras, arcos sencillos y un ambiente que transmite la devoción que marcó la vida de la villa durante generaciones.
Ayuntamiento
Junto a la iglesia encontramos el Ayuntamiento, un edificio sobrio pero señorial, con balcones de hierro y fachada de piedra. Es otro testimonio del carácter histórico de Pedraza y de cómo la administración local ha mantenido viva la esencia del pueblo.
El Castillo de Pedraza, lo mejor que ver en Pedraza en un día
Desde la Plaza Mayor seguimos nuestro recorrido por la Calle Mayor, una calle empedrada que asciende suavemente hasta el Castillo de Pedraza, la joya monumental de la villa. Su silueta se recorta sobre el horizonte, imponente y silenciosa, como si todavía vigilara los campos que se extienden a su alrededor. Fue uno de esos momentos en los que sientes que la historia te observa.
El castillo tiene una larga trayectoria. En la Edad Media fue una fortaleza defensiva y residencia de nobles, y siglos después pasó a manos del pintor Ignacio Zuloaga, quien lo restauró y convirtió parte de su interior en un museo. Hoy, recorrer sus salas es viajar por dos mundos, el medieval y el artístico. Zuloaga, fascinado por la villa, solía invitar a sus amigos artistas a pasar el verano en el castillo.

Entramos con curiosidad y lo primero que nos sorprendió fue la sobriedad de sus estancias. Chimeneas enormes, muros gruesos y ventanales diseñados para resistir el tiempo. En el museo se exponen obras y objetos relacionados con Zuloaga, lo que añade un toque cultural a la visita. Pero lo mejor, sin duda, está en lo alto con las vistas desde las almenas, que son espectaculares. Desde allí se domina todo el casco histórico y el paisaje castellano, un mar de tejados rojizos y campos infinitos que te hacen entender por qué este lugar fue estratégico.
Un lugar muy cinematográfico
El castillo de Pedraza ha sido escenario de películas y series históricas, lo que refuerza su carácter único. Por ejemplo, Campanadas de Medianoche que dirigió Orson Welles, o la versión de Blancanieves de Pablo Berger protagonizada por Maribel Verdú. También series como Águila Roja e infinidad de anuncios.
Información práctica:
- Horario: suele abrir fines de semana y festivos, pero conviene consultar la web oficial antes de ir.
- Entrada: alrededor de 6 € (puede variar).
- Consejo: si te gusta la fotografía, sube a las almenas al atardecer. La luz dorada sobre la muralla y los campos es inolvidable.
¿Sabías que…?
El Castillo de Pedraza fue prisión de los hijos del rey Francisco I de Francia. Tras perder la guerra contra Carlos I, el monarca francés firmó el Tratado de Madrid (1526) y entregó a sus dos hijos como rehenes: Francisco, heredero al trono, y Enrique, duque de Orleans. Permanecieron retenidos en Pedraza durante más de cuatro años, hasta 1530. Años después, Enrique se convirtió en rey de Francia como Enrique II.
El Mirador de los Buitres. Vistas que quitan el aliento
Después de visitar el castillo, seguimos caminando unos metros hasta el Mirador de los Buitres, uno de esos lugares que te hacen detenerte sin prisa. Desde aquí, Pedraza se muestra en todo su esplendor. Las murallas abrazando el casco histórico, los tejados rojizos y, al fondo, el paisaje castellano extendiéndose hasta donde alcanza la vista.
Lo que más nos impresionó fue la sensación de amplitud y libertad. Tras recorrer las callejuelas estrechas, llegar a este mirador es como abrir una ventana al infinito. Además, si tienes suerte, podrás ver buitres leonados sobrevolando la zona, un espectáculo natural que añade magia al momento.
Un consejo. Lleva la cámara lista porque las vistas son perfectas para fotos panorámicas. Y si puedes, acércate al atardecer ya que la luz dorada sobre la muralla y los campos convierte el paisaje en una postal.
La Muralla de Pedraza y la Torre de la Hontanilla, el último abrazo medieval
Para cerrar nuestro recorrido por Pedraza, nos acercamos a la muralla, un cinturón de piedra que durante siglos protegió la villa de invasores y asaltos. Caminar junto a sus muros es tocar la historia con las manos con cada bloque que parece contar batallas, vigilias y noches frías en las que la seguridad dependía de estas defensas.
Desde aquí se obtienen algunas de las mejores vistas del pueblo. Los tejados rojizos, las calles empedradas y el paisaje castellano se extienden más allá del horizonte, creando una postal perfecta. Es un lugar ideal para detenerse y reflexionar sobre cómo Pedraza ha logrado conservar su esencia medieval intacta.
Muy cerca encontramos la Torre de la Hontanilla, uno de los elementos más singulares de la fortificación. Esta torre de vigilancia se alza como un testigo silencioso de siglos de historia, recordándonos la importancia estratégica de la villa en tiempos en que la seguridad era vital.
La leyenda de la Torre de la Hontanilla
Se cuenta que esta torre sirvió de refugio a los habitantes durante asaltos en la Edad Media. La leyenda dice que una torre estaba tan bien custodiada que un ladrón intentó treparla y quedó atrapado en una de las almenas hasta ser rescatado.
Qué ver cerca de Pedraza para completar la visita
Después de pasar un día en Pedraza, nos quedamos con ganas de seguir visitando la provincia de Segovia. Lo bueno es que, en menos de media hora en coche, hay rincones que merecen muchísimo la pena, tanto los más famosos como otros menos conocidos que son auténticas joyas.
Sepúlveda y las Hoces del Río Duratón
A solo 20 km está Sepúlveda, otro pueblo medieval con una plaza porticada espectacular y una gastronomía que rivaliza con la de Pedraza. Muy cerca se encuentra el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, ideal para hacer senderismo y ver buitres leonados sobrevolando los cañones. Si te gusta la naturaleza, este es un imprescindible.
Riaza y la Sierra de Ayllón
Un poco más al norte, Riaza te sorprenderá con su plaza circular y su ambiente serrano. Desde aquí puedes adentrarte en la Sierra de Ayllón, perfecta para rutas de montaña y pueblos rojos y negros como Madriguera y El Muyo, que parecen sacados de un cuento.
Cueva de los Enebralejos (Prádena)
Si te interesa la arqueología, no te pierdas la Cueva de los Enebralejos, en Prádena. Sus pinturas rupestres y formaciones naturales son una visita fascinante para entender la vida en la Prehistoria.
Turégano y su castillo
A solo 15 minutos de Pedraza está Turégano, con un castillo impresionante que mezcla arquitectura militar y religiosa. Es menos turístico que Pedraza, pero igual de interesante para los amantes de la historia.
Otros rincones menos conocidos
- Sotosalbos: un pequeño pueblo con una iglesia románica espectacular y un ambiente tranquilo.
- Collado Hermoso: ideal para desconectar y disfrutar de la naturaleza.
- La Velilla: un paraje natural perfecto para paseos relajados.
- Navafría: con su área recreativa y rutas por el pinar, es un plan estupendo para familias.
Consejos prácticos para visitar Pedraza
- Mejor época para ir: primavera y otoño son ideales por el clima y la luz. En verano hay más ambiente, pero también más gente.
- Festivales únicos: si puedes, visita Pedraza en julio durante el Concierto de las Velas. La villa se ilumina con miles de velas y es un espectáculo inolvidable.
- Calzado cómodo: las calles empedradas son preciosas, pero requieren buen zapato.
- Reserva para comer: los asadores se llenan rápido, sobre todo fines de semana.
- Llega temprano: el aparcamiento se llena y así aprovechas el día completo.
- Consulta horarios: especialmente para el Castillo y la Cueva de los Enebralejos.
Preguntas frecuentes
¿Cómo llegar a Pedraza desde Madrid?
En coche, toma la A-1 hasta Aranda de Duero y desvía hacia Sepúlveda y Pedraza. El trayecto dura menos de dos horas. También hay autobuses desde Madrid (empresa Sepulvedana), pero el coche te da más libertad.
¿Dónde aparcar en Pedraza?
Antes de la muralla hay un aparcamiento amplio y gratuito. El casco histórico es peatonal, así que esta es la mejor opción.
¿Cuánto tiempo se necesita para ver Pedraza?
Un día completo es perfecto para recorrer la villa con calma, visitar el castillo y disfrutar de la gastronomía. Si quieres explorar los alrededores, añade otro día.
¿Qué ver cerca de Pedraza?
Sepúlveda, las Hoces del Río Duratón, Turégano, Riaza, la Cueva de los Enebralejos y pueblos menos conocidos como Sotosalbos o Navafría.
¿Cuál es la especialidad gastronómica de Pedraza?
El cochinillo y el cordero lechal asado son los platos estrella. Reserva con antelación en los asadores de la Plaza Mayor.
Un día en Pedraza que dejó huella
Cuando terminó nuestra visita, mientras caminábamos junto a la muralla y la Torre de la Hontanilla, sentimos que Pedraza es una experiencia que se queda contigo. Cada arco, plaza y piedra nos habló de siglos de historia, pero también de calma, de tiempo detenido y de momentos que se disfrutan sin prisa.
Un día en Pedraza es suficiente para enamorarse, pero no para saciar la curiosidad. Nosotros nos fuimos con ganas de volver, de perdernos otra vez por sus callejuelas, de sentarnos en la Plaza Mayor con un buen asado y de contemplar el atardecer desde el mirador.
Si te ha gustado esta ruta, te invitamos a descubrir otros destinos con encanto en la provincia de Segovia y más allá. Si tienes coche y tiempo, cerca de Pedraza hay otros lugares que merecen mucho la pena, como las Hoces del Río Duratón, Sepúlveda, Riaza o la Cueva de los Enebralejos en Prádena, todos ellos a menos de media hora de distancia y perfectos para completar una escapada inolvidable.
Puedes encontrar más información en la página oficial de turismo de Pedraza.
- Qué ver en Pedraza en un día. pueblo de ensueño cerca de Madrid - 4 de diciembre de 2025
- Qué ver en Sepúlveda y alrededores, pueblo bonito de Segovia - 3 de diciembre de 2025
- Qué ver en Segovia en 1 día. Ruta completa para enamorarte de la ciudad - 3 de diciembre de 2025